Historia y Arqueología emergen de la reina de las calzadas romanas: murallas ciclópeas, antiguos sepulcros, villas imperiales, abadías románicas...Inmutable y eterna, la via Appia, testigo del paso del tiempo.

La Reina de las grandes vías romana, la Via Appia.

312 a.C., el censor Appio Claudio el Ciego, comienza la construcción de la gran calzada que une Roma con Bríndisi y que desde entonces se convertirá en una de las vías de comunicación más importantes de la pujante república romana.

Este importantísimo camino será el eje vertebral de nuestro viaje a través del Lacio, desde Capua hasta la Ciudad Eterna.

Antes de empezar nuestro recorrido por la Vía Appia, nos acercaremo al gran santuario republicano de la antigua colonia romana de Praeneste para, delante de los imponentes restos de su templo, implorar a la Fortuna Primigenia que nos acompañe y proteja durante nuestro viaje.

Ya en la vía Appia, en Capua, antigua ciudad desde la que Espartaco lanzó su desafío a Roma, nos detendremos para observar las ruinas de su imponente anfiteatro y de su misterioso mitreo donde conoceremos el antiguo y enígmatico culto de origen oriental del diós Mitra.

En Caserta visitaremos el imponente Palacio Real, obra barroca iniciada por Carlos VII (futuro Carlos III de España) como símbolo del poder real del reino de Nápoles y residencia de la dinastía Borbón-Dos Sicilias.

Durante un día entero, bajo la tenebrosa mirada del Vesubio, recorreremos las calles y entraremos en las tabernas, templos, edificios públicos y privados dePompeya. En el año 79 a.C, el capricho del dios Vulcano sepultó bajo metros de ceniza volcánica la ciudad entera, alcanzando su ira a esclavos, plebeyos y patricios sin distinción alguna.

Siguiendo hacia Roma por la vía Appia, visitaremos los restos de la floreciente y productiva colonia romana de Minturnae, donde conoceremos algunos aspectos del urbanismo romano.

La siguiente etapa será Formia; aquí, junto a su sepulcro, evocaremos la figura de Cicerón, personaje carismático y fundamental de la política y de la cultura durante el final de la república romana.

Un poco más el norte, podremos admirar, asomados al mar, los fascinantes restos de la villa del emperador Tiberio y sus interesantes esculturas conservadas en su Museo Arqueológico. Recorriendo una bonita playa, llegaremos al pintoresco burgo de Sperlonga para perdernos entre sus empinadas callejuelas.

La antigua calzada nos llevará hasta Terracina, dominada por el famoso templo de época republicana de Júpiter Anxur. En Terracina también nos detendremos para buscar las muchas huellas del pasado romano, mágicamente incrustadas entre edificios y monumentos de  épocas posteriores.

De aquí nos adentraremos en la milenaria foresta que se extiende a los pies del promontorrio del Circeo, tierras mitológicas donde según la tradición romana Circe hechizó a Ulises para obligarle a permanecer junto a ella. Aquí tendremos la oportunidad de admirar los restos de la antigua e inmensa villa del emperador Domiciano.

El ingrediente medieval de nuestro viaje lo aportará la abadía de Fossanova y los burgos medievales de Sermoneta, de San Felice al Circeo y de Maranola.

Conoceremos la trágica historia de la antigua colonia de Norba y nos sorprenderemos delante de sus murallas ciclópeas de obra poligonal, erigidas en el siglo IV a.C., para defender la antigua arx prerromana.

La vía Appia continúa su recorrido junto al lago de Nemi. Consagrado a Diana, el lago devolvió en los años 30 del siglo pasado dos imponentes y misteriosos barcos romanos cuya extraordinaria historia conoceremos en el Museo de las Naves Romanas, situado en la orilla del mismo lago.

Recorreremos las últimas millas de la vía Appia, hasta alcanzar nuestra meta final, la Urbe, y cruzar la imponente Puerta de San Sebastián. Rodeados por los sepulcros de los patricios romanos y velados por la silenciosa presencia de los dioses Manes, nos detendremos en los diferentes monumentos funerarios que salpican la Regina de todas las calzadas.

Durante nuestras últimas jornadas del viaje, ya en Roma, nos detendremos en las áreas arqueológicas del Foro Romano y del Palatino, verdaderos lugares emblemáticos y monumentales de la antigua ciudad, y en otros monumentos de extraordinario interés.