«Sensibles a estas cosas»

Miles, decenas de miles de pájaros oscurecieron de pronto el cielo sobre el foro de Augusto durante nuestra última visita a Roma. A él y a su ciudad de mármol les habíamos dedicado el colofón del año 2019, el más movido de nuestra empresa. ¿Acaso era una señal que el Princeps nos enviaba sancionando nuestro homenaje?

Una viajera, sin miopía Julio-Claudia, apuntó que se trataba de estorninos, pero no supo indicarnos el porqué de tan súbita aparición, sólo que ésta había espantado a todos los gorriones, palomas y gaviotas que se posan en las ruinas. El vívido batir de sus alas sobre nuestras cabezas no tardó en convertirse en un grave bajo continuo que mitigó todo sonido circundante salvo el chirrío y piar de la bandada, moviéndose en sincrónica y perfecta formación con piruetas para nuestro psicodélico deleite (tampoco faltaron comentarios temiendo que les diese a todos por deyectar al unísono).

Aún a día de hoy, los científicos desconocen la razón de ser de estos increíbles bandos, más allá de una teórica autoprotección gregaria ante los depredadores en las frías estaciones donde escasea el alimento. Aquella tarde otoñal nadie supo hacer una lectura diferente del fenómeno, la propia del pensamiento mítico, sólo contemplábamos embebidos el gratuito show de la naturaleza. No lejos de allí, en el auguraculum del Capitolio, otrora, a los sacerdotes versados en la ornitomancia no les habría supuesto un problema interpretar el mensaje divino mediante la dirección del vuelo, la especie animal concreta…mas todo eso se ha perdido en nuestro preste; “cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”, poco más.

Rómulo y Remo, mucho más sensibles a estas “cosas”, ascendieron a las colinas del Palatino y el Aventino para hacer lo que ahora se llamada birdwatching, aguardando su auspicio, la señal celeste que les ubicara el emplazamiento exacto en el que fundar la nueva urbe. Ocurrió tal día como hoy, el 21 de abril del 753 a. n. e.

 

Feliz cumpleaños, vieja. Te echamos de mucho de menos.

 

Carlos Aguayo Pérez

 

Texto de:

Carlos Aguayo Pérez

Arqueólogo y miembro del Equipo de Pausanias Viajes

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